Uno de los restaurantes con estrella michelín indispensables de la periferia, desviándonos de los clásicos conocidos del centro de Barcelona.
El tàndem
Victor Quintillà como chef y su mujer Mar Gómez en sala ofrecen la experiencia de una cocina sencilla, con ingredientes de proximidad y gran calidad, comida con sabor y platos bien estructurados, y con una
relación calidad precio inigualable.
El restaurante no destaca expresamente por su notoriedad, situado en una pequeña calle en Santa Coloma con una entrada discreta y elegante a un local muy acogedor, pequeño (8-10 mesas contadas, pero muy espaciosas) con un personal cercano y de un trato elegante.
Disponen de 4 menús degustación de precios entre los 36€ y los 72€. Una carta de vinos breve pero con buenas referencias y precios asequibles y un pan increíble de Triticum, como no. Escogimos el menú Lluerna que es el más largo.
Aperitivo de la casa: Mojito sólido. Parece ser melón osmotizado, un mordisco fresco y algo ácido para abrir el apetito.
Espuma de bacalao con aceite y miel, una combinación clásica que nunca falla. Me hubiera gustado el bacalao más denso tipo brandada o crema, al ser espuma quedaba casi imperceptible y desapareció rápido su sabor y su textura.
Otro abre apetito conocido: Aceitunas rellenas de campari, ácido y amargo, con ralladura de naranja, muy buenas.
El primer entrante fue el Ajoblanco de codium con bonito marinado, Buenísimo el toque de salazón de la codium, una crema realmente buena que se me hizo corta, me falto alguna semilla o alguna hierba. La vajilla era bastante plana para contener un plato de cuchara lo que dificultaba el comerla toda (me daban ganas de lamer el plato).
Luego el Tartar de tomate ecológico del Maresme con falsa yema y salsa de piparra, la yema parecía ser de mostaza. Se notaba la calidad de un tomate increíble pero quedaba muy enmascarado por la acidez de ambas salsas, me supo un poco mal que no fuera el gran protagonista del plato.
El pan de Triticum, espectacular (variedad de semillas y cereales y blanco)
Berenjena blanca ecológica del Maresme con piñones y suflé. Una berenjena espectacularmente cremosa, suave y dulce con una salsa todavía más dulce (no supe que era) y el suflé que equilibraba tanto azúcar; cortada en un rectángulo y frita. Me recordó a la berenjena glaseada con miel.
Rabo de cerdo ibérico con langostino, un sabor muy bueno sobretodo por el toque de sésamo de la salsa y el salteado de judías, para mi lo mejor ya que no como carne... Un plato muy oriental,. El rabo estaba envuelto en una capa crujiente de pan y frito, una forma de tener el crujiente de una falsa piel con la jugosidad de la carne. Mi hermano lo disfrutó locamente.
Arroz de gamba de playa. Delicioso, arroz en su punto, sabor potentísimo y gambas a modo de carpaccio crudas (cocinadas ligeramente con el calor residual) cubriendo el plato.
Pescado de playa con parmentier con butifarra negra y setas. Muy bueno y con una salsa dulce y jugosa
Pichón con rigatoni relleno, pan de aceituna negra y salsa de anchoas
El pan de aceitunas quedaba algo escondido de sabor ante tanto salazón. Me gustó la salsa de anchoas y creo que con platos cárnicos queda genial. El pichón era de unos amigos de la família y de mucha calidad, marcado a la plancha y crujiente con los rigatoni rellenos de su paté.
1/2 ración de quesos catalanes (cabra y vaca) con mermelada de tomate, suplemento de 7€. Ideal para terminar el pan antes del gran final.
Ceviche de mango y coco
Me encanto, cada vez me gustan más los postres afrutados y frescos. En efecto lo era: Mango con toques ácidos en el jugo y un helado cremoso de coco y cilantro, una buenísima combinación muy thai style.
Para mi cayó este espectacular Coulant de avellanas con helado de fruta de la pasión y salsa de albaricoque. Ya no digo nada de los complementos, un absolutamente espectacular coulant, cremoso, suave y caliente por el que repetiría todo el menú. Creo que cualquier helado frutal le hubiera venido bien, estaba tan centrada en el sabor potente de la avellana...
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Estoy salivando |
Para mi hermano, que es alérgico a las avellanas (pobre de él) Espuma de chocolate con helado de fruta de la pasión. Parece denso pero la espuma era muy ligera, le gusto mucho para ser un postre improvisado de cocina.
Mientras tomaba un te trajeron los petis: coca de chicharrones, xupito de leche aromatizada (tipo leche merengada con brandy creo recordar) y bombón de mojito. Este último muy bueno, refrescante y con sabor a cacao que explotaba en la boca.
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Aquí los dos protagonistas, con el restaurante vacío nos hizo la foto Mar. |
Y lo que me encantó es que por ser cocinera y tener compañeros de profesión en común
nos enseñaron y presentaron la cocina (pequeña y perfectamente limpia!) y pudimos charlar un poco con ellos.
La cuenta fue de 186€ dos personas, con agua y vino, comimos con mucho gusto y con un trato excepcional. Un sitio que me han recomendado varias veces y que yo también recomiendo a partir de ahora y del que
no dudaré en repetir.